viernes, 17 de mayo de 2013

¿Y si...?

Existen dos maneras de identificar los riesgos en un centro sanitario: antes de que causen un incidente, accidente o evento adverso (identificación proactiva), es decir, anticipándote a su materialización y una vez han ocurrido, es decir, a toro pasado (identificación reactiva). En cualquier caso, para conocer los riesgos potenciales que puedan afectar a los pacientes es necesaria la existencia de información específica.
La prevención primaria de los eventos adversos es aquella capaz de detectarlos de manera previa a su aparición y tiene como finalidad reducir su incidencia, incrementando aquellos factores que mejoran la seguridad del paciente y reduciendo aquellos que contribuyen y predisponen a la aparición de errores y fallos de las barreras del sistema. A tal fin debe destacarse la importancia del fomento de una cultura de la seguridad proactiva ante el riesgo y favorecedora del aprendizaje a partir de los errores y fallos acaecidos, la formación y entrenamiento de los profesionales en técnicas y procedimientos seguros, las conductas dirigidas a evitar procedimientos diagnósticos y terapéuticos innecesarios y sin evidencia de su beneficio para el paciente o la erradicación de procedimientos diagnósticos y tratamientos para los que existen alternativas efectivas más seguras.
Tras el análisis del contexto y el establecimiento de una dimensión cultural adecuada, se ha de definir una política de gestión de riesgos que descansará sobre diferentes etapas, entre las que destaca la elaboración de un mapa de riesgos denominado cartografía de riesgos. Esta descripción nos permite conocer los riesgos a los que se enfrenta el centro sanitario en el desarrollo de su actividad; los riesgos del profesional en su trabajo; los riesgos que se corren ante la práctica de un determinado procedimiento médico, quirúrgico o de enfermería.
La identificación de riesgos es el proceso mediante el cual se ponen de manifiesto los que puedan representar una amenaza para la seguridad de los pacientes y de los profesionales, al tiempo que podrían dar lugar a pérdidas económicas o de imagen para la institución. La identificación de los riesgos diferencia las fuentes de riesgos de los impactos (consecuencias) que tienen los mismos, lo que permitirá adoptar medidas preventivas o reactivas.
Centrémosnos en los métodos predictivos, aquellos que conforman la denominada actividad anticipativa. Suelen utilizarse en la fase de diseño de un servicio, procedimiento o proceso. Una aproximación predictiva o prospectiva consiste en analizar en profundidad los procesos que se efectúan en los hospitales y centros de salud para predecir riesgos.

Método “IF WHAT?” “¿Y SI?”.
Consiste en elaborar escenarios de peligros con el objetivo de obtener un plan de protección de los mismos. Se utiliza entre los métodos prospectivos para definir niveles de protección ante peligros que pueden acontecer en el funcionamiento de un centro sanitario, de un servicio determinado o en la realización de prácticas asistenciales específicas.
Para ello se utiliza la técnica de la tormenta de ideas con la participación de profesionales expertos en el proceso en estudio que son los que idearían escenarios peligrosos a través de preguntas que comienzan siempre con el interrogante “¿Y si?”. Las consecuencias o efectos de los peligros identificados se construyen por las respuestas a estas preguntas lo que genera escenarios de accidentes.
Un ejemplo puede darse imaginando la probable ocurrencia de un incendio en la planta cuarta de un hospital cualquiera. Las medidas de seguridad existentes previamente determinan consignas tales como en caso de saltar la alarma, no se mueva, cierre las puertas, llame al número XXX, etc.
Las preguntas que se formulan los expertos pueden ser del tipo:
  • ¿Y si la señal de alarma no funciona?
  • ¿Y si las puertas cortafuegos se cierran mal?
  • ¿Y si el número telefónico XXX no responde a las llamadas?
  • ¿Y si el servicio dónde comienza el fuego tiene ingresados pacientes intubados con ventilación asistida?
Las consecuencias previstas demuestran los fallos potenciales del dispositivo antiincendios y los riesgos de siniestros, eventos adversos y/o de lesiones o fallecimiento de los pacientes.
Entonces el responsable de la estrategia de gestión de riesgos debe responder con medidas concretas mediante la elaboración de un plan de protección:
  1. Controles periódicos de los sistemas de alarmas, puertas cortafuegos, etc., con registro de los mismos.
  2. Línea telefónica doble para llamadas urgentes, por si una de ellas fallara.
  3. Simulacros de salida de pacientes en situación de ventilación asistida.
  4. Entrenamientos en la evacuación de este tipo de pacientes por las escaleras de emergencia en caso de ser preciso.
Este método debe reservarse para objetivos de optimización de medidas de seguridad en caso de riesgos graves pero con escasa probabilidad de ocurrencia. Uno más de los muchos que podemos utilizar y que iremos contando en sucesivas entradas. Cualquiera de ellos es válido para hacer camino en seguridad de los pacientes.
Termino: ¿y si esbozamos un escenario de peligro o riesgo en aquella práctica de nuestra actividad que no estamos seguros de hacer bien del todo? ¿Y si detectamos los fallos potenciales de esa práctica descompuesta en subprocesos? ¿Y si escribimos propuestas concretas para mitigar los riesgos o sus consecuencias en ese proceso o práctica que estamos analizando?
Buen fin de semana

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