martes, 9 de septiembre de 2014

Nueva web

Tras el año y medio de historia de este blog, nos trasladamos a una nueva web donde contamos con mayores posibilidades, donde daremos cabida a nuevas secciones y donde dispondremos de una mejor organización de los contenidos.

Así pues, quiero anunciaros que a partir de ahora mi actividad continuará en www.seguridadasistencial.com.

Además, en la nueva web también contaréis con toda la información que hasta ahora ha estado disponible en el blog.

Os espero. Todos sois bienvenidos.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Listas de verificación quirúrgica: un camino hacia la cultura de la seguridad

Aurora López Llames, licenciada en Medicina y Cirugía por laUniversidad de Oviedo, médico especialista en Otorrinolaringología y máster en Gestión Clínica (2012-2014) por la Universitat Oberta de Catalunya. Desde el año 2006 trabajo en el Hospital de Torrevieja. Autora delmagnífico OTOBLOG dirigido a  profesionales sanitarios y al público en general/pacientes, interesados en la Otorrinolaríngología y la salud.
Aurora es una grandísima persona, luchadora en la vida, enorme deportista y fenómenal profesional. Como alumna insuprable; ella conseguirá cualquier reto que se proponga. La admiro y es un honor que se digne ilustrarnos en esta página web dedicada a la seguridad de los pacientes; su actuación profesional consigue incrementerla día a día. Gracias Aurora.



Conocí a Jose María Ruiz Ortega y su blog “Sálvese quien deba” a través de las redes sociales. Supe que era aficionado al running, y posteriormente fue mi profesor en la asignatura de Seguridad del Paciente en el máster de gestión clínica que realicé. Recibí con entusiasmo su invitación a escribir en el blog. Aunque más tarde, viendo las entradas geniales publicadas, y la calidad y profesionalidad de los invitados, me sobrevino el momento pánico. En estos momentos es cuando recuerdo las palabras de Dan Schawbel en “Yo 2.0”: “No temamos imprimir nuestra verdadera personalidad en todo lo que hagamos”.



En el año 2008, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desarrolló las listas de verificación de la seguridad de la cirugía (o checklist quirúrgicos) para mejorar la seguridad del paciente en el quirófano. Es una herramienta a disposición de los profesionales sanitarios que pretende reducir los eventos adversos evitables. Y es que a menudo, estos eventos adversos se derivan de errores humanos simples. 

En una ocasión leí que en Otorrinolaringología no veríamos a corto plazo los beneficios de la implementación de los checklist debido a la baja morbimortalidad de nuestros procedimientos. Quizás la cirugía de cabeza y cuello sí tiene más riesgo en este sentido. Sin embargo, todos los tipos de cirugía, incluyendo la cirugía de Otorrinolaringología, pueden tener complicaciones relacionadas con el sitio o el lado equivocado, procedimiento erróneo o paciente equivocado (entre otros muchos, claro). Sobre la cirugía en el sitio equivocado ya escribí hace unos meses en El OtoBlog. La implementación de los checklist quirúrgicos es uno de los primeros pasos a seguir si queremos adoptar una cultura de la seguridad.

En Finlandia llevaron a cabo un estudio piloto de implementación del checklist quirúrgico de la OMS en cirugía de Otorrinolaringología. Globalmente mejoraron todos los aspectos relacionados con la identidad del paciente, el conocimiento de la condición médica del paciente y el lado de la operación. El checklist también reforzó la comunicación entre los miembros del equipo quirúrgico. La implementación de checklist quirúrgicos requiere cambios en nuestras rutinas: una mayor comunicación entre los especialistas, con unas instrucciones (briefing) pre y postoperatorias claras. A diferencia de lo que se podría pensar, en este estudio, el briefing preoperatorio no prolongaba o retrasaba la intervención. 

Los mismos finlandeses, en otro estudio evaluaron las actitudes de los profesionales de Otorrinolaringología frente al uso de los checklist. La opinión respecto a los checklist se evaluó antes y después de la implementación, y las opiniones favorables pasaron del 65 al 87%. Solo el 7% de los participantes pensaba que llevaba mucho tiempo cumplimentarlo. Pero no todo es un camino fácil, después de los primeros meses la cumplimentación disminuía. La motivación del los miembros del equipo quirúrgico, el liderazgo activo, las auditorias y el feedback son esenciales para la implementación y mantenimiento de los checklist.

Un paso más, ¿y los checklist quirúrgicos para cirugías específicas? La rinología representa el 70% de los litigios en Otorrinolaringología. En este estudio desarrollan un checklist quirúrgico específico para cirugía endoscópica nasosinusal. Entre otros aspectos, se centra en la correcta visión de imágenes radiográficas, en la discusión con el equipo de las variaciones anatómicas, o también en el etiquetado y marcado del vasoconstrictor tópico. La adopción de un checklist específico serviría también para estandarizar prácticas entre diferentes instituciones. También he podido ver checklist específicos para el tratamiento postoperatorio de vía aérea pediátrica.

No debemos ver el checklist como un papel o una pantalla del ordenador de obligado cumplimiento. Es una herramienta que debemos interiorizar, son unas preguntas que tenemos que hacer y hacernos en todo momento para hacer de nuestra cirugía una cirugía segura. Esta cultura de la seguridad requiere del esfuerzo de las instituciones mediante campañas de educación y auditorias. Incluso se sugiere que la especialización y entrenamiento de determinados facultativos como “checklist champions” intentaría poner remedio a dos de las barreras que existen para el cumplimiento de los checklist por parte de los profesionales: el desconocimiento de su eficacia y la pobre cultura de la seguridad. 




BIBLIOGRAFÍA
Sheena Y, Fishman JM, Nortcliff C, Mawby T, Jefferis AF, Bleach NR. Achieving flying colours in surgical safety: audit of World Health Organization «Surgical Safety Checklist» compliance. J Laryngol Otol. octubre de 2012;126(10):1049-55. 

Helmiö P, Takala A, Aaltonen L-M, Pauniaho S-L, Ikonen TS, Blomgren K. First year with WHO Surgical Safety Checklist in 7148 otorhinolaryngological operations: use and user attitudes. Clin Otolaryngol. agosto de 2012;37(4):305-8. 

Kim SW, Maturo S, Dwyer D, Monash B, Yager PH, Zanger K, et al. Interdisciplinary development and implementation of communication checklist for postoperative management of pediatric airway patients. Otolaryngol Head Neck Surg. enero de 2012;146(1):129-34. 

Soler ZM, Poetker DA, Rudmik L, Psaltis AJ, Clinger JD, Mace JC, et al. Multi-institutional evaluation of a sinus surgery checklist. Laryngoscope. octubre de 2012;122(10):2132-6. 

Karamchandani D, McGarry GW. The World Health Organisation surgical safety checklist. Clin Otolaryngol. junio de 2010;35(3):217-8. 


Helmiö P, Blomgren K, Takala A, Pauniaho S-L, Takala RSK, Ikonen TS. Towards better patient safety: WHO Surgical Safety Checklist in otorhinolaryngology. Clin Otolaryngol. junio de 2011;36(3):242-7. 

domingo, 24 de agosto de 2014

"En nuestras manos está"


Carmen Villar Bustos es enfermera desde el año 1985 por la E.U. de Enfermería de Zamora adscrita a la Universidad de Salamanca. El año 2011 realizó la convalidación a GRADO DE ENFERMERÍA por la Universidad de León. He trabajado como enfermera durante varios años en centros de diálisis compatibilizando ese trabajo con otros temporales en diferentes unidades de hospitalización, reanimación y áreas quirúrgicas en el SaCyL. En el año 2002 asumió el puesto de Supervisora de la Unidad de Esterilización y en 2012 se añade a este cargo la Unidad de Medicina Preventiva (aunque le gusta más llamarlo Control de Infecciones) del complejo hospitalario de Zamora. Imparte frecuentemente cursos relacionados con la limpieza, desinfección y esterilización de material quirúrgico, control de infecciones e higiene de manos. En el año 2007 consiguió la diplomatura en sanidad (Experta en Salud Pública) y en 2013 la Acreditación para liderar revisiones sistemáticas del Instituto Joanna Briggs (JBI) por la Universidad de Adelaida. Licenciatura de Antropología por la UNED 2014. Imparte clases como profesora colaboradora en la EUE de Zamora. Es miembro de la Comisión de Investigación y la Unidad de Gestión de Riesgos y Seguridad del paciente del Complejo hospitalario de Zamora. Coordinadora del proyecto PasQ en la línea WEB Implementación de prácticas seguras, Estrategia Multimodal de Higiene de manos; además de su amplia trayectoria profesional, Carmen es una brillante bloguera; de hecho su blog NOSOCOMIAL es uno de los más importantes y visitados en el ámbito infeccioso conviertiéndose en referente para todos aquellos que la seguimos. Gracias Carmen por tu aportación a mi blog y página web. 



He empezado la entrada de distintas maneras visceralmente, la he borrado para ser políticamente correcta después de que se me pasara el primer impulso, la he vuelto a rehacer en plena crisis del ébola y porque venía un poco a cuento y de nuevo dejándome llevar por el enfado y ahora creo que me encuentro en disposición de poderla enviar tratando de decir lo que realmente quiero dar a entender, que en nuestras manos está y nunca mejor dicho, en mayor medida la seguridad del paciente. 

La seguridad del paciente se define como la ausencia, prevención o minimización del daño producido por el proceso de la atención sanitaria y se necesita de actuaciones a varios niveles.

•A nivel político, donde comprobamos desde hace varios años que se trata de una cuestión que ocupa un importante lugar en la agenda de organizaciones, instituciones y asociaciones internacionales, nacionales, profesionales, etc.

•A nivel institucional, supone que los lugares donde se desarrolla la atención a la salud (hospitales, centros de salud, residencias para personas mayores y discapacitadas) deben estar diseñados y organizados para reducir los riesgos para los pacientes atendidos, para aquellos que prestan en ellos sus servicios y para los visitantes.

• Existe un plano a nivel personal que por un lado depende del profesional, y que incluye un rango de actividades y procedimientos conducentes a evitar y proteger a los pacientes de los efectos adversos relacionados con la atención a la salud. Supone un diseño cuidadoso y una mejora continua de los procesos de atención a la salud dirigidos a reducir la probabilidad de que ocurran errores de medicación, infecciones nosocomiales u otro tipo de lesiones y a aumentar la probabilidad de detectarlos cuando ocurren. En el plano del paciente supone la participación ciudadana para colaborar en las actividades y campañas desarrolladas (1)

Aunque a veces tenemos la percepción de que no hemos avanzado nada, sin embargo en los últimos años sí que se han desarrollado y siguen en desarrollo importantes proyectos en Seguridad del Paciente en los distintos niveles que mencionábamos anteriormente.

1.-En 2001 se publica un informe de la Organización Mundial para la Salud (OMS) sobre la presencia de efectos adversos en la práctica clínica, en el que se incluyen recomendaciones para su prevención y abordaje. Una de las recomendaciones del Programa de la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente de la OMS, establece específicamente el área de “pacientes por la seguridad de los pacientes” como una de sus seis áreas estratégicas. El entonces Ministerio De Sanidad, Política Social E Igualdad MSPSI está presente en los grupos de trabajo internacionales que sobre seguridad de pacientes se han constituido en la OMS (estudio IBEAS, programa Bacteriemia Zero, campaña de higiene de manos, desarrollo de la taxonomía y sistema de clasificación de eventos adversos, o programa de pacientes por la seguridad, entre otros) (2). En su página podemos encontrar toda la documentación al respecto

2.-En el ámbito de la Unión Europea, la Seguridad del Paciente se incluye entre los objetivos de diferentes programas y acciones comunitarias. Recientemente podemos ver programas como EUNetPAS, Patient Safety and Quality of Care Working Group con páginas colaborativas donde se cuelgan las mejores prácticas seguras Good Practices

3.- El Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud, en su estrategia número 8, sitúa la seguridad del paciente como uno de los elementos clave de la mejora de la calidad. En su página Seguridaddelpaciente.es podemos conocer las campañas Bacteriemia Zero, Neumonía Zero, Infección Quirúrgica Zero, Resistencia Zero, Higiene de manos. Otra de las acciones previstas en dicha estrategia es fomentar la participación de los pacientes en la misma, desarrollando conjuntamente con sus asociaciones modelos de colaboración y actividades de formación.

4.- Las distintas Comunidades Autónomas integran en sus planes de Estratégicos distintas líneas de trabajo sobre seguridad del paciente: foros de expertos, reuniones, talleres de trabajo, acciones formativas, declaraciones y convenios de colaboración con asociaciones etc. Cada una de ellas en mayor o menor medida han ido desarrollando diferentes campañas consiguiendo avances importantes en diferentes áreas de seguridad Observatorio para la seguridad del paciente de Andalucía, Servicio Canario de Salud , SACyL, Osakidetza, SERGAS, Servicio Extremeño de Salud, Murcia Salud, Astursalud, entre otros.

5.- En los centros asistenciales se promueven acciones orientadas a mejorar la cultura de seguridad entre profesionales y pacientes, mejorar el conocimiento sobre los eventos adversos y promover la implementación de prácticas seguras Fundación Hospital de Calahorra, y para Atención Primaria

6.- La formación de los profesionales es una potente herramienta y el primer paso para cambiar la cultura de la seguridad contribuyendo a la mejora de conocimientos y actitudes para promover una práctica clínica más segura. Quizá este es el escollo a salvar y el paso más importante donde más podamos conseguir. El Programa de Seguridad del Paciente de la Organización Mundial de la Salud organizó una serie de cursos virtuales gratuitos, en diferentes idiomas, de introducción al tema de la investigación en seguridad del paciente. Curso virtual de introducción a la Investigación en Seguridad del Paciente

7.-Podríamos añadir un nivel más que sería la incorporación del paciente a su propia seguridad, con una correcta comunicación y preguntando para entender y cumplir correctamente las recomendaciones siempre que tenga dudas de su cumplimiento tanto por su parte como por parte de los profesionales (higiene de manos, check-list, lista de medicación, efectos adversos) Red Ciudadana de Formadores en Seguridad del Paciente



Iniciativas no faltan, la pregunta es ¿a qué estás esperando para subirte al carro? Todas las campañas anteriores de nada sirven si cuando llegan a nosotros no se implantan, no precisamos más que las ganas y la propia intención de querer hacer las cosas bien.

(1) Torres Manrique B. Derecho de los pacientes a la seguridad en las Instituciones Sanitarias. Fundamentos
de
la
Seguridad
del Paciente. Unican [Internet] 2012; [citado 18 agosto 2014]. Disponible en: http://ocw.unican.es/ciencias-de-la-salud/derecho-de-los-pacientes-a-la-seguridad-en-las/materiales/temas-pdf/Tema%201%20Fundamentos.pdf

(2) Andrés Aranaz J M, Moya, C. Seguridad del paciente y calidad asistencial. Rev. calidad asistencial [Internet] 2011. 26(6): 331-332. [citado 18 agosto 2014]. Disponible en: http://zl.elsevier.es/es/revista/calidad-asistencial-256/seguridad-paciente-calidad-asistencial-90038278-editorial-2011




jueves, 31 de julio de 2014

¿Qué opinan los ciudadanos europeos sobre la Seguridad del Paciente?

Rodrigo Gutiérrez Fernández, por todos conocidos en estos medios de difusión social, experto en gestión sanitaria y autor del blog Regimen Sanitatis 2.0 al que hacíamos referencia en la anterior entrada, tiene un amplio currículum. Médico y cirujano, actualmente ocupa el puesto de Jefe de Servicio en la Dirección General de Salud Pública, Drogodependencias y Consumo de Castilla-La Mancha. Ha ocupado cargos de responsabilidad en el SESCAM en Atención Primaria, Atención al ciudadano, Secretario General de esa Institución. Especial dedicación profesional a la gestión de atención al usuario ocupando en la actualidad la presidencia de Sociedad Española de Atención al Usuario de la Sanidad (SEAUS). Su blog mencionado anteriormente es de obligada consulta para quienes tenemos interés en las variadas materias que conforman la gestión sanitaria y disciplinas conexas. En suma, un gran profesional que ha tenido la gentileza de responder a mi invitación para escribir esta entrada dedicada a la opinión que manifiestan los ciudadanos europeos sobre la seguridad del paciente. Muy instructiva y útil, de fácil lectura y con información sorprendente contiene enlaces directos a las diferentes referencias que Rodrigo señala en su magnífico artículo. 


Muchas gracias compañero y maestro. Una excelente aportación a este blog que pretende ser referente en seguridad del paciente contando con la opinión de todos. 

«Cuando los ciudadanos van a un hospital, esperan recibir una asistencia sanitaria segura. La buena noticia es que la mayoría de los Estados miembros ya tienen programas sobre seguridad de los pacientes. La mala noticia es que, pese a este progreso, sigue habiendo problemas en los centros asistenciales y que la seguridad de los pacientes no suele formar parte del adiestramiento del personal sanitario. De ahí la necesidad de proseguir los esfuerzos por garantizar una mayor seguridad a los ciudadanos en nuestros centros sanitarios».
Tonio Borg, Comisario Europeo de Salud


El contexto de la Seguridad del Paciente en Europa 

Se calcula que entre el 8 y el 12 % de los pacientes hospitalizados en el conjunto de la Unión Europea (UE) presenta algún efecto indeseable durante el tratamiento: infección hospitalaria (el 25 % del total), errores de medicación, errores quirúrgicos, mal funcionamiento de algún producto sanitario, errores de diagnóstico o respuesta inadecuada frente a los resultados de las pruebas. Se calcula que cada año en la UE 4,1 millones de pacientes sufren una infección hospitalaria, lo que supone como mínimo 37.000 muertes. 

El pasado mes de junio la Comisión Europea hacía público un ‘paquete de documentos’ que recogen la situación actual, el enfoque y la política de la Comisión y de los Estados miembros de la UE en materia de Seguridad del Paciente. (vid. nota de prensa). 

Ya en 2009, una Recomendación del Consejo sobre la seguridad de los pacientes y las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria propuso una estrategia global a escala de la UE con cuatro ámbitos de actuación: 1) elaborar políticas y programas sobre seguridad de los pacientes, 2) capacitar a los pacientes, 3) comunicar acontecimientos adversos y aprender de los errores, y 4) educar y formar a los trabajadores sanitarios. 

En estos cinco años se ha avanzado mucho en la elaboración de programas nacionales y creando sistemas para que los pacientes puedan notificar reacciones adversas, pero queda mucho camino por recorrer en cuanto a la aplicación de las normas sobre corresponsabilización de los pacientes y la educación y formación del personal sanitario, según detalla el Informe Patient safety and healthcare-associated infections, presentado ahora. 

Tras analizar los progresos alcanzados con respecto a la situación existente hace dos años (recogida en el Informe realizado en 2012 sobre la aplicación de la Recomendación de 2009), se propone un listado de acciones tales como la elaboración de directrices sobre la información a los pacientes o el nivel de seguridad de los pacientes, así como una definición común de lo que es calidad de la atención sanitaria. 


Datos para el análisis 

A la hora de evaluar la calidad de la asistencia sanitaria deben tenerse en cuenta sobre todo los aspectos derivados de la seguridad, la efectividad y la eficiencia de las intervenciones. Pero la calidad es un constructo multidimensional sobre el que intervienen no solo aspectos técnicos, sino también la percepción de los pacientes y usuarios, por lo que su opinión es clave y resulta crucial para valorar el funcionamiento global del sistema en su conjunto y la respuesta del mismo a las diferentes expectativas y demandas concretas en cada ámbito. Como es lógico, las valoraciones siempre estarán influenciadas por las propias características socioeconómicas y clínicas de los encuestados, es decir por su edad, sexo, nivel educativo y económico, así como por el estado de salud y los resultados de las intervenciones sanitarias que el individuo experimenta personalmente (lo que se denomina experiencia del paciente). 

Refiriéndose a la realización de encuestas sanitarias para conocer el punto de vista de los ciudadanos, el doctor Albert Jovell contaba hace unos años que, en cierta ocasión, el profesor Robert Blendon, del Departamento de Gestión y Política Sanitaria de la Universidad de Harvard, le explicó: “hacemos encuestas para conocer la opinión y la experiencia de los ciudadanos normales, porque la opinión de los expertos ya la conocemos y su experiencia como usuarios de la sanidad es diferente a la del resto de la población”. Ése es el principal argumento por el que se han de diseñar y analizar las encuestas de opinión pública en sanidad. 

Las encuestas permiten por tanto, conocer y evaluar las expectativas y la satisfacción de los ciudadanos con determinadas prestaciones o servicios y cómo se percibe la adopción, incorporación o implantación de determinadas medidas en el ámbito de las políticas públicas. 

En este sentido, resulta sumamente interesante conocer los datos que revela una amplia encuesta del Eurobarómetro de la Comisión Europea sobre seguridad del paciente y calidad asistencial, publicada también recientemente y realizada entre los meses de noviembre y diciembre de 2013 (sobre un total de 27.919 entrevistas, 1.013 de ellas en España) en los veintiocho Estados miembros. Sus resultados revelan y ponen de manifiesto que: 

• El 53 % de los ciudadanos de la UE considera probable que los pacientes puedan verse perjudicados por la asistencia hospitalaria en su país, si bien este porcentaje representa la media de amplias variaciones entre países: entre el 82 % de Chipre y el 21 % de Austria. En España este porcentaje supone un 54% de los ciudadanos. 

• Un 27 % de los encuestados afirma haber sufrido, personalmente o en su familia, una reacción adversa durante el tratamiento (igual que en 2009, cuando se realizó la anterior encuesta de este tipo). Los habitantes de zonas septentrionales y occidentales de la UE tienden a quejarse más de esto. En España el porcentaje de personas que declara haber sufrido un evento adverso es del 23%. 

• A la pregunta sobre cómo buscar (a quien solicitar) ayuda si se sufren daños al recibir atención sanitaria, el 48% de los encuestados respondió que consultando con un abogado (un 31% en el caso de España); dirigiéndose a la dirección del hospital en el 39% de los casos (39% también en España); el 33% se refirió al Ministerio de Sanidad (un 42% en España) y un 29% citó a organizaciones o asociaciones de pacientes (un 19% en el caso de España). 

• El 46 % de quienes tuvieron una reacción adversa la notificaron, (frente al 28 % de 2009, lo que indica un notable incremento de la implicación de los pacientes). El aumento fue incluso más significativo en algunos países, como Francia (+ 61 %), España (con un 56% ahora supone un incremento de + 40 %) y Luxemburgo (+ 32 %). 

• A pesar de ello, en el 37 % de los casos en que se notificó la reacción adversa «no ocurrió nada», si bien, a un 20 % de los afectados les presentó disculpas el personal médico o de enfermería, mientras que al 17 % les dio una explicación del error el centro asistencial. 

• Con respecto a la valoración de la calidad general de la sanidad, un 71% de los ciudadanos europeos la consideró como “buena”. Este porcentaje sube hasta el 77% en el caso de España. 

• Cuando se pregunta a los europeos por el nivel de calidad de la sanidad de su país en comparación o con respecto al de otros Estados miembros de la Unión Europea, el 34% considera que mejor, un 27% cree que igual, el 25% manifiesta que es peor y el 14% NS. En España, el 44% cree que el SNS es mejor, el 21% lo considera igual, un 14% cree que es peor y un 21% NS. 

• De las personas que se sometieron a cirugía, un 15% de los encuestados afirma que nunca se le pidió el consentimiento por escrito; en España este porcentaje es del 7%. Tal vez resulte más preocupante el hecho de que solo el 39% de los encuestados (45% en España) declararon haber recibido información sobre los riesgos de infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria. Un 50% manifestaron no haber recibido información (45% en el caso de España) y el 11% NS (10% en España). 

• Cuando se preguntó sobre las tres principales fuentes que usan para informarse sobre la calidad de la sanidad, el 57% de los encuestados respondieron que su médico de cabecera u otro médico especialista (44% en el caso de España); el 41% dijo que los amigos y/o familiares (32% en España) y el 26% declaró que a través de las redes sociales/Internet (21% en España). 

• Al pensar en la asistencia sanitaria de alta calidad, los criterios más importantes para los encuestados son el personal médico bien formado (53% frente a un 57% en España) y la efectividad del tratamiento (40% frente al 30% en España). Es bastante significativo que un aspecto como la inexistencia de listas de espera sea citado como un requisito de calidad por un 24% de los encuestados, pero en España este porcentaje alcance el 47%. Otros criterios citados son la dotación de equipos médicos modernos y el respeto a la dignidad del paciente. 

Finalmente, también se ha dado a conocer una amplia consulta pública a distintos agentes sociales y sanitarios realizada entre diciembre de 2013 y febrero de 2014 que viene a confirmar que la sociedad civil (más del 90 %) sigue considerando que la seguridad de los pacientes es un problema relevante en la UE y reflejan un gran apoyo a todas las propuestas de mejora establecidas por la Comisión. Los encuestados consideran que las medidas más efectivas son la implicación de los profesionales de la sanidad, las legislaciones nacionales vinculantes, la participación de las organizaciones de pacientes y la cooperación en la UE en materia de seguridad de los pacientes. El 72 % de los consultados considera que sería muy beneficioso ampliar el ámbito de actuación de la UE, avanzando desde la simple seguridad de los pacientes hacia un enfoque más amplio considerando la calidad asistencial. 

En resumen, la seguridad de los pacientes se percibe como el resultado de una calidad asistencial segura, eficaz y respetuosa con la dignidad y las necesidades de los pacientes. A pesar de los evidentes logros y avances conseguidos, se necesita una mejor formación del personal sanitario en esta materia, una mayor conciencia por parte de los pacientes de los mecanismos y autoridades encargados de su protección, y una estandarización de las medidas y de la recogida de información sobre incidentes, que permita valorar y mejorar la eficacia de dichas medidas. 


El futuro nos dirá si hemos tenido éxito en la tarea…

martes, 29 de julio de 2014

La seguridad del paciente en Europa: 2014

INFOGRAFÍA de la seguridad del paciente en Europa en el año 2014, gentileza del Dr. Rodrigo Gutierrez Fernández. En próximos días tendremos el honor de leer una magnífica aportación que ha realizado para este blog. Les recuerdo que Rodrigo es autor del interesantísimo blog Regimen Sanitatis 2.0 cuya lectura es obligatoria para todos los que necesitemos estar al día en temas de  calidad, investigación, salud pública, gestión y economía sanitaria, bioética, educación para la salud e información y comunicación. En definitiva aprender de sistemas de salud y su gestión. 



viernes, 25 de julio de 2014

¿A qué llamamos Seguridad del Paciente?

Una de las grandes sorpresas que he recibido durante mis ya casi dos años de usuario de las redes sociales ha sido el descubrimiento de una página dedicada a la seguridad clínica y errores diagnósticos, poco conocida lamentablemente y, bajo mi punto de vista, extraordinaria por su contenido, de enorme interés para la seguridad del paciente y para la formación de estudiantes, residentes y profesionales sanitarios en la creencia de la falibilidad de la actividad médica. Una vez conocida la web, rastrear a su autor o coordinador fue más difícil. El compañero Lorenzo tiene la cualidad de la modestia que hace que encubra su magnífico hacer y saber. Hace poco repasaba un antiguo artículo en la revista Medicina Clínica sobre seguridad del paciente en oncología (Errores en oncología y seguridad del paciente), del año 2006 y cual no fue mi sorpresa cuando observé que su autor principal era nuestro compañero Dr. Alonso. Magnífico artículo cuya lectura recomiendo. 

El Dr. Alonso Carrión es Jefe de Sección de Oncología Médica del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga, autor de numerosas publicaciones especializadas sobre todo en el campo de la prevención de eventos adversos en oncología y sobre errores diagnósticos y miembro relevante de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). 
Es el principal coordinador e impulsor del llamado FORO OSLER , asociación médica dedicada a mejorar la práctica clínica como paso importante para centrar la mejora del diagnóstico y del "trabajo médico" en general. El Foro Osler resalta la importancia del razonamiento clínico en las Facultades de Medicina y el análisis de situaciones clínicas basadas en los componentes cognitivos y sistémicos. También promueve la profesionalidad y la mejora de nuevos métodos para la práctica de la Medicina. El Foro no se constituye como un sitio de consulta diagnóstica. Es una organización sin fines de lucro. Puedes seguirlos en el enlace señalado más arriba y también en Facebook (Foro Osler Mejora de diagnóstico), Twitter (@foro_osler) y Linkedin. Ubicado en España, si necesitáis contactar con ellos, puede hacerse a través del contacto del autor de esta inmejorable entrada: Dr. Lorenzo Alonso Carrión: xaalcarr@gmail.com. No dejen de leer esta entrada; simplemente sensacional. Muchas gracias Lorenzo.




¿A qué llamamos Seguridad del Paciente?
En España hemos traducido directamente “Patient safety” como seguridad del paciente, pero la palabra en inglés tiene unas connotaciones más amplias y quizás debíamos hablar de “seguridad clínica” o “seguridad de atención a pacientes”. Este movimiento lleva rondando la sanidad ahora más de 15 años y aunque ha conseguido cambios importantes sobre todo en errores de medicación , ha sufrido, en mi opinión, un estancamiento por una falta de concreción de objetivos. Considero que para avanzar es necesario redefinir a qué llamamos “seguridad del paciente” por medio de sus componentes o dimensiones algunas de las cuales me atrevo a enumerar a título personal:

1. Dimensión administrativa o sistémica: tanto los sistemas públicos como privados han realizado un esfuerzo para evitar la aparición de situaciones que ponen en peligro a los pacientes. Medidas como la organización de la Farmacia han conseguido disminuir los errores de medicación, al igual que los procesos de identificación de pacientes, los procedimientos de “checklist” en quirófano y la implantación de los sistemas electrónicos de historias clínicas. Esta dimensión ha sido necesaria y rápida, pero ha sido monopolizada por la administración como única garante de la mejora clínica, y además su implantación no se ha acompañado de un proceso de control de calidad.

2. Dimensión clínica: la práctica clínica diaria de los médicos y enfermeros ha sido escasamente influida por los conceptos de seguridad clínica, en parte por la dificultad de medir su efecto en el resultado final con los pacientes y en parte por un exceso de confianza o “arrogancia” que hace que los profesionales, sobre todo los médicos, no estén dispuestos a cambiar su forma de trabajo, introduciendo mejoras en la planificación, dando valor a un diagnóstico diferencial completo, replanteándose los casos y sobre todo analizando las causas que se asocian a errores de diagnóstico o de manejo terapéutico del paciente. Es esta una faceta básica en la que se ha confundido la actividad “macro” gerencial con la actividad “micro” de evaluación de la práctica clínica, más allá de las clásicas sesiones clínicas al uso. El conocimiento de los sesgos del juicio clínico, de la organización de la información clínica en forma de patrones en el cerebro y su relación con el ambiente externo son elementos claves para aumentar la seguridad y a su promoción nos dedicamos en el Foro Osler.

3. Dimensión formativa y educacional: los conceptos de seguridad y mejora del razonamiento no forman parte del curriculum en prácticamente ninguna Facultad de Medicina o de Ciencias de la Salud. Estos centros realizan su honorable función informativa de las entidades patológicas y de las bases anatómicas del cuerpo humano, pero hoy en día debe cambiar tanto la forma de enseñar como la incorporación de nuevos contenidos, como una nueva propedéutica, en la que el futuro médico conozca como organizar su información mental, sepa como negociar, destaque la importancia de la comunicación y de la intuición o “inteligencia emocional” y comprenda que está inmerso en un sistema que debe conocer y con el que debe contar para evitar daño a los pacientes. En mi opinión, ni los procesos de simulación al uso, ni las “plataformas” electrónicas cumplen estos objetivos. El médico como profesional individual debe hacer su propio control de calidad y al mismo tiempo debe integrarse en equipos impregnados de esta filosofía.

4. Dimensión del paciente: la seguridad es del “paciente” y por lo tanto éste debe jugar un papel cada vez más activo. Los dispositivos electrónicos caseros van a ser cada vez más determinantes, pero el médico debe convertir al paciente y familia en un sujeto activo de su seguridad, preguntando por sus posibles diagnósticos, siendo la “llave” que cierra el circuito de seguridad al informarle de previsibles complicaciones, explicando signos de alarma, estableciendo redes accesibles de comunicación.


Es propio en muchos ambientes decir que cada cambio en Medicina se produce cada 20 años. En terapéutica y diagnóstico la revolución en campos como la cardiología o radiología ha sido espectacular. Sin embargo, no debemos confundir el modelo: la decisión final sobre un paciente está basada en la experiencia mental, profesional y clínica de un equipo (enfermería, médicos, auxiliares) en su quehacer diario y es en la mejora del “trabajo clínico” como nuevo desafío donde debemos incidir para hacer realidad la “seguridad del paciente”.



Lorenzo Alonso Carrión. Oncólogo médico.
Presidente de la “Asociación Foro Osler para la Mejora del Diagnóstico”.

Julio 2014

domingo, 20 de julio de 2014

La Seguridad del Paciente en la UCI del Hospital Universitario de Fuenlabrada: un ejemplo a seguir

Hoy tiene la amabilidad de contribuir a la difusión de la seguridad del paciente desde este blog, Alicia García Peso, Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE) y Coordinadora de alumnos de TCAE en el Hospital Universitario de Fuenlabrada. Alicia forma parte del Grupo de Seguridad del Paciente de la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital. Esta técnico nos traslada de manera muy gráfica su aportación personal y como componente de diversos equipos de trabajo a la seguridad del paciente, en primer lugar, en su hospital y, después, por la experiencia transmitida al resto del mapa de centros de especializada del país. El Hospital Universitario de Fuenlabrada, desde su apertura, identificó el ámbito de la seguridad de los pacientes como estratégico para ofrecer una atención de calidad a sus usuarios y optimizar protocolos de trabajo. De manera casi intuitiva se constituyeron grupos de mejora encaminados a definir nuevas líneas de actuación que propiciasen prácticas orientadas a controlar los riesgos. Esta actitud proactiva en el ámbito de la seguridad de pacientes cuenta desde el principio inicios del apoyo de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. 


Gracias Alicia; tu aporte como profesional de primera línea deviene muy importante para el día a día de la seguridad de los pacientes. Sin profesionales tan comprometidos como vosotros no seríamos capaces de desarrollar esta materia tan fundamental para nuestros pacientes, a los que estamos obligados.
 
“Ante el error lo importante es analizar cómo y porqué fallaron las defensas, no perseguir y castigar a los culpables”

La atención en la salud conlleva el riesgo de que ocurran eventos adversos (EA) que pueden ocasionar lesiones, discapacidades, e incluso la muerte a los pacientes.

Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), por su gran complejidad y la gravedad de los pacientes, las múltiples interacciones entre pacientes y profesionales, la gran cantidad de procedimientos que se realizan al día, el uso y manejo de fármacos especiales, la alta tecnología, las técnicas invasivas, momentos críticos de emergencia, personal de nueva incorporación de manera eventual, sobrecarga de trabajo, etc., hace que estas unidades especializadas se conviertan en ámbitos de alto riesgo para que se produzcan EA en pacientes en situación crítica.

La seguridad del paciente ya no es una moda; desde finales de la década de los 90, las organizaciones sanitarias comenzaron a prestar especial atención a la seguridad del paciente, a los procedimientos y a la atención asistencial proporcionada, así como a la identificación de incidentes, eventos adversos, consecuencias y posibilidad de mejora. La seguridad del paciente es un elemento clave y prioritario de la calidad asistencial.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió en el año 2002 un informe relacionado con la calidad de la atención sanitaria y la seguridad del paciente, siendo tajante en las siguientes afirmaciones: “las intervenciones de atención de salud se realizan con el propósito de beneficiar el paciente, pero también pueden causarles daño. La combinación compleja de procesos, tecnologías e interacciones humanas que constituyen el sistema moderno de prestación de atención de salud puede aportar beneficios importantes. Sin embargo, también conlleva un riesgo inevitable de que ocurran eventos adversos y, efectivamente, ocurren con demasiada frecuencia”.

En el año 2008 se creó un Grupo de Trabajo en Seguridad del Paciente (GTSP) en la UCI del Hospital Universitario de Fuenlabrada, formado por un grupo multidisciplinar, al que pertenezco desde entonces.



Una de las primeras cosas que se llevó a cabo fue el diseño de un “Plan de Gestión de Riesgos” y como primer paso, nos planteamos evaluar la situación de la que partíamos como Unidad y valorar así la percepción de todos los profesionales de la UCI. Realizamos un estudio de nuestros puntos fuertes y débiles, tanto internos como externos, utilizando la herramienta DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades). Se identificaron factores y áreas de mejora, trabajando en ellas con un cronograma de trabajo.

Otra de las líneas de acción fue la campaña de lavado de manos para la prevención de las Infecciones Nosocomiales con el lema: “Unas manos limpias son unas manos seguras”. En estrecha relación con el grupo de seguridad, se formó otro equipo de trabajo dedicado específicamente a la higiene de manos

Llevamos a cabo un estudio cualitativo para conocer “la seguridad percibida” a pacientes y familiares, difundiendo dicho estudio y los resultados obtenidos al resto de profesionales de la Unidad. 

Participamos en el proyecto “Bacteriemia Zero”, tras los buenos resultados, después llegó la puesta en marcha de “Neumonía Zero” (NZ) y este año, hemos empezado a trabajar en el nuevo proyecto nacional “Resistencia Zero”. Seguimos proponiendo nuevos proyectos de Seguridad en el paciente crítico y el próximo reto será las úlceras por presión (UPP).

También implantamos un “Plan de acogida de personal de enfermería de nueva incorporación en la UCI” con su correspondiente plan formativo y tutorización por personal experto. Recientemente, se revisó el "Protocolo de transporte hospitalario", con numerosas mejoras e implantación de un check list en la hoja de valoración del programa informático PICIS.

Dentro de esta línea estratégica de trabajo en el campo de la seguridad del paciente, el grupo diseñó y desarrolló un "Sistema de Notificación de Incidentes", anónimo, confidencial y voluntario. Con este sistema se conoce la epidemiología de los EA, permitiéndonos desarrollar estrategias y mecanismos de prevención; se trata de aprender de los errores, no buscar culpables. 




Utilizamos habitualmente una serie de herramientas muy útiles como son el AMFE (Análisis de los modos posibles de Fallo y sus Efectos), desarrollando la gestión proactiva de riesgos con aquellos procesos que más nos preocupa o que requieren especial atención, junto con el ACR (Análisis de Causa Raíz), donde analizamos incidentes y eventos adversos notificados en la UCI. 

Llevamos más de seis años trabajando por la seguridad del paciente, porque se ha convertido en un compromiso en cada uno de nosotros. Para conseguir todos los objetivos que nos marcamos debemos insistir en la necesidad primordial de construir una “Cultura de Seguridad del Paciente”, que aunque resulte complejo, es necesario.