lunes, 22 de julio de 2013

Sentido común

Numerosos datos y estadísticas aportan información relevante sobre la existencia de eventos adversos en el campo de la salud. Este torrente de noticias que se ha acrecentado en el transcurso del tiempo nos ha hecho ser consciente sobre la existencia de una idea, de un concepto, de una disciplina denominada seguridad de los pacientes y la legítima preocupación que muchos tenemos por la misma. En cierto modo, si esa era el objetivo, se ha cubierto con creces. La seguridad de los pacientes es un concepto que suena a casi todos, cuya existencia es ya conocida y que su aplicación puede proporcionar beneficios a todos los actores implicados en su génesis y razón de ser: profesionales y pacientes, en primer lugar, pero también empresarios del sector, administraciones sanitarias, políticos, directivos, proveedores y un innumerable etcétera. Sin embargo, ese aluvión de datos, esas informaciones que se aportan al mundo científico, esas noticias de prensa que se publican de vez en cuando en relación a la seguridad de los pacientes, no estoy seguro que hayan conseguido el efecto deseado; efectivamente es contradictorio que cuanto más se avanza en sacar a la luz pública información significativa sobre consecuencias no deseadas de los actos asistenciales, la mejora de la seguridad de los pacientes no siga un camino paralelo a ese incremento investigador; a veces, incluso, habría que llegar a cuestionarse si esas estadísticas sobre eventos adversos, esos grandiosos estudios científicos de carácter internacional sobre resultados no deseados y sus causas hayan conseguido el objetivo perseguido que no ha de ser otro que una mayor seguridad de los usuarios en contacto con el sistema sanitario.
Evitar y prevenir eventos adversos y mitigar las consecuencias son conceptos que se incluyen clásicamente en la definición de seguridad de los pacientes. Pero lo más importante es tenerla en cuenta, llevarla en tu mochila, pensarla en cada actuación que realices en el marco de la asistencia sanitaria. O lo que es lo mismo, tenerla prendida de tus valores, tus actitudes, en tus capacidades de actuar en beneficio de esos pacientes. El convencimiento que tiene una persona o equipo en superar los obstáculos sin pensar en que algo irá mal, comportamientos que prioricen en situaciones de incertidumbre la búsqueda de resultados favorables, es lo que se espera de un profesional o equipo que lucha por aumentar la seguridad de los pacientes.

domingo, 7 de julio de 2013

Recortes como oportunidad

Un reciente artículo en la revista Lancet, titulado "Financial crisis, austerity, and health in Europe", señalaba los efectos de los recortes presupuestarios a las partidas de Sanidad y del aumento del desempleo sobre la ciudadanía en forma de aumento de trastornos mentales como la depresión y la ansiedad y que en algunos países sean más los ciudadanos que no tienen dinero para comprar medicinas o para ser atendidos; en el artículo se critica a la Unión Europa por no haber analizado ni afrontado el impacto de la crisis económica en la salud de los ciudadanos. "Muchos ministros de salud se mantienen en silencio", señala el texto. Además, se hace referencia al repunte de algunas enfermedades infecciosas (como el VIH o la malaria, tras el brote registrado en Grecia) y de la tasa de suicidios, que hasta 2007 había retrocedido, según sus datos. En la misma línea de pensamiento o más allá, se habla de desmantelamiento del sistema de salu español por la austeridad, este otro artículo del BMJ

viernes, 5 de julio de 2013

La trivialidad de los riesgos

Los métodos que disponemos para analizar los riesgos en la empresa sanitaria pueden ser clasificados en métodos retrospectivos, basados en el análisis de la información histórica del centro sobre incidentes y eventos adversos y una aproximación predictiva o prospectiva consistente en analizar en profundidad los procesos que se realizan en los hospitales y centros de salud para predecir los riesgos en que se incurren cuando se desarrollan. Una de las herramientas no muy utilizada pero útil por sus sencillez y capacidad de discriminar riesgos en función de su impacto es el diagrama de Pareto que permite detectar los problemas que tienen más relevancia mediante su aplicación (pocos vitales, muchos triviales): hay muchos problemas sin importancia frente a solo unos pocos graves. Juran le dio este nombre en honor de un economista italiano- Wilfredo Pareto- cuya “Ley de Pareto” recogía la investigación de que la desigualdad económica es inevitable en cualquier sociedad (lamentablemente).