Hoy es fiesta en Murcia (bando de la huerta) y me atrevo con esta nueva entrada. Su pretensión es clara: precisar términos que se utilizan de manera continua en el ámbito de la seguridad del paciente aunque, a veces, de manera no adecuada. Vamos a ello.
La frontera entre eventos adversos evitables e
inevitables no es neta, impermeable, ni estable sino más bien difusa, porosa y
dinámica. Los avances de la ciencia y el desarrollo tecnológico desplazan
constantemente estos límites: lo que ayer era inevitable, hoy no lo es. Y al
contrario, la resistencia a los antibióticos con el consiguiente incremento de
las infecciones nosocomiales puede considerarse un ejemplo paradigmático de
retroceso técnico.
A medida que aumentan los conocimientos
científicos, un mayor número de siniestros iatrogénicos o eventos adversos se
vuelven, en teoría, evitables. En
efecto, la seguridad y la eficacia de un gran número de tratamientos médicos
actuales son el resultado de la reducción o eliminación previa de las
complicaciones, y por tanto, del riesgo. Hay que mencionar que lo inevitable,
los daños no prevenibles se denominan, en el campo de la seguridad de los
pacientes, complicaciones.
Estando claros estos conceptos, resulta que la
palabra evitable se habrá de aplicar a todas las consecuencias no deseadas cuya
causa radica en cualquier error (sea cuál sea la razón) cometido en el transcurso de una prestación de
cuidados asistenciales o una desviación de la práctica correcta.
El error,
que no hay que confundir con responsabilidad profesional en el sentido jurídico
del término, puede aparecer como corolario al incumplimiento o falta de respeto
de estrategias, procedimientos, protocolos o guías de cuidados; puede también
ser consecuencia de una distracción, inatención, olvido, omisión o de un evento
fortuito o no previsible, tal como la rotura de un equipo.
El daño causado al paciente (suceso adverso) puede ser leve o grave;
entre ambos se puede recorrer un amplio camino: desde una simple molestia
pasajera hasta una incapacidad más o menos prolongada o el fallecimiento. Puede
consistir en un inconveniente o disconfort, un problema, una complicación, una
incapacidad temporal o permanente, la pérdida de un miembro o de una función;
un “todo” que arrastra otro diagnóstico, a veces, con frecuencia una nueva
hospitalización (reingreso) o visita inesperada al centro de salud y, más
frecuentemente, una prolongación de la estancia hospitalaria no prevista de
antemano.
Definimos evento
adverso o resultado no deseado,
como el que se produce como consecuencia de la asistencia sanitaria que recibe
el paciente y que puede suponer consecuencias negativas para el mismo (efectos adversos).
Tampoco hay que confundir estos términos, cómo
se ha reseñado anteriormente, con el de complicación;
concepto que se refiere a las alteraciones del curso natural de la enfermedad,
derivadas o consecuencia de la misma y no causada por la actuación de los
profesionales ni del sistema que los alberga. El término complicación incluye los efectos secundarios de los
fármacos.
Error es un acto de equivocación por acción u
omisión en la práctica de los profesionales sanitarios que puede contribuir a
que ocurra un suceso adverso o resultado no deseado.
Por el contrario existe un buen número de
siniestros que pueden ser prevenidos, específicamente, pero no de forma
exclusiva; nos referimos a aquellos dónde existe una clara actuación inadecuada
del sistema o de los profesionales: la mala elección de una prueba diagnóstica,
un diagnóstico erróneo, la no consideración de los antecedentes alérgicos
conocidos de un paciente o una interacción medicamentosa no advertida, el
equipamiento defectuoso mal mantenido, el inadecuado seguimiento del paciente
en consultas externas, el déficit o
escasez de plantillas o personal con insuficiencias de conocimientos o
capacidades (competencias), por citar algunos ejemplos.
En la práctica, el siniestro se presenta bajo
la forma de un resultado no esperado, una desviación de la práctica asistencial,
fuera de los límites de la normalidad. No es más que de manera retrospectiva,
al investigar el caso, cuando resulta factible identificar el error cometido y
precisar en qué etapa del proceso de atención se ha producido. Resulta posible
entonces analizar las causas y concebir medidas de prevención que eviten, al
menos, su repetición y la corrección de claros disfuncionamientos de la propia
organización.
El conocimiento de los siniestros atribuibles
a errores necesitará de profundas investigaciones científicas en determinados
casos, pero la mayor parte de las veces, el estudio causal se apoyará en el
análisis de sistemas y de las formas de actuar, la formación del profesional y
la medida del grado de aplicación de normas, circulares, protocolos o estándares
en materia de práctica clínica.
Pero sin duda, la mejor forma de actuar en
seguridad de los pacientes es la gestión
proactiva, aquella que permite la anticipación al error; generalmente se
trata de actuaciones que se realizan durante el proceso de concepción o del
propio diseño del proceso, servicio o actuación sanitaria.
En resumen, la prevención de eventos adversos
evitables debe necesariamente transitar por la anticipación al accidente o, en
su caso y después de su ocurrencia, a la identificación de las causas de su
producción y el desarrollo de métodos de gestión de riesgos y seguridad
asistencial para prevenir los fallos, evitar su repetición y mitigar sus
consecuencias. Pero sobre ello volveremos en otras entradas de este cuaderno
recién estrenado
Muy interesante
ResponderEliminarMuy claro y didáctico. Y quedo a la espera de que, a su tiempo, desarrolles los interesantes puntos del análisis e identificación de las causas, y de la gestión proactiva de riesgos y seguridad asistencial.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu iniciativa. Mucho animo y gracias por compartir con todos tu experiencia y tus conocimientos. Estoy seguro que me serán de gran ayuda.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo José María.
Gracias Manolo. Espero que sea útil y que os animéis a escribir también vuestras experiencias como gestores relación a la Seguridad de los Pacientes. Un fuerte abrazo
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