Recientemente ha sido
estrenado en España en la cadena americana TNT, Monday Mornings, un
nuevo drama médico creado por David E. Kelley. La serie
televisiva está basada en el libro de homónimo del doctor Sanjay Gupta, neurocirujano. En la trama se
van conociendo cómo son las vidas personales y el trabajo que hacen
cinco médicos de un hospital de Portland. Cada lunes por la mañana, de ahí el
título Monday Mornings, los protagonistas se reúnen en el
hospital para poder hablar de los errores cometidos, las posibles negligencias
e incluso las muertes que se han producido la semana anterior. El Hospital General Chelsea de Portland es el
centro médico, creado para la serie, en el que se desarrolla la acción. Los
cirujanos trabajan para superar sus propias limitaciones, lo que
en ocasiones conlleva errores. Asumen riesgos que pueden dar lugar a éxitos
profesionales o bien a fracasos que pueden acabar con el empeoramiento o la
muerte de un paciente. Precisamente la reunión matinal de los lunes,
la M&M (siglas de Morbidity & Mortality, es decir, Morbilidad
y Mortalidad, que además coinciden con las de
la serie), es el momento en el que ponen en común los casos
problemáticos y discuten de forma confidencial -aunque en plenario- las razones
de sus decisiones, las complicaciones en los tratamientos y las muertes que se
han producido.
Me preocupa que la atención sanitaria que reciban los pacientes sea lo más segura posible; me interesa que los profesionales sanitarios trabajen en un ambiente libre de culpas, de cargas añadidas de trabajo y que hagan bien lo que saben; me gustaría que la organización sanitaria sea menos opaca y de verdad practique lo que predica: que el ciudadano es el eje del sistema de salud. Y que cuando todo se viene abajo, seamos capaces de afrontar la crisis con conocimiento y de la manera más propicia.
domingo, 28 de abril de 2013
viernes, 26 de abril de 2013
Cultura de seguridad. ¿De qué estamos hablando?
Se lee, se comenta y mucho que para aumentar la seguridad de los pacientes debemos implantar una cultura de seguridad en nuestros centros. ¿Y eso qué es? A efectos prácticos, ¿qué tenemos que hacer? ¿Es una herramienta didáctica y no sirve más que para eso? Trataré de adentrarme en este mundo "cultural" con prudencia. Dicen que fue en el año 1993 cuando el organismo ACSNI (Advisory Committee on the Safety On Nuclear Installations) -algo así como un comité consultivo para la seguridad de las instalaciones nucleares- definió la cultura de la seguridad como el producto de valores individuales y de grupo, actitudes, percepciones, competencias y patrones de comportamiento que determinan el compromiso, estilo y habilidad en la gestión de la salud y la seguridad de una organización. Y se basan en una comunicación caracterizada por confianza recíproca, percepciones compartidas sobre la importancia de la seguridad y la confianza de que es efectivo hacer prevención.
Para conseguir aterrizar en la definición anterior, ¿es necesaria una completa transformación de nuestros servicios hospitalarios, áreas de enfermería, unidades de atención primaria o del centro sanitario en su conjunto? Creo que no. No se trata de conformar un conjunto que hay que ir descomponiendo en partes hasta llegar a las individualidades; se puede conseguir cultura de seguridad construyendo componentes esenciales para ir ensamblándolos en un todo cultural que funcione, haciéndola emerger a través de medidas prácticas, realistas y perseverantes. Por tanto es un compuesto de muchos elementos individuales o lo que es lo mismo, formas de pensar, actuar y gerenciar que interactúan mejorando la "salud de la seguridad".
A los profesionales sanitarios acostumbrados a "hacer" les puede parecer un concepto utópico, es decir, una idea inalcanzable.
lunes, 22 de abril de 2013
Espacios de seguridad
¿Cómo medir la seguridad? Básicamente, las organizaciones de salud basan sus defensas o barreras en reglas o procedimientos establecidos de los diferentes procesos (protocolos). La medición de los niveles de inseguridad se hace (no en todos los centros o servicios) a través de la cuantificación de los resultados no deseados. También con los sistemas de notificación de incidentes. Y alguna otra base de datos. Pero estos resultados son pobres en términos de evaluación de la fiabilidad del proceso asistencial. Si la mayoría de definiciones aceptadas sobre seguridad la señalan como "estar libre de riesgos o peligros", se ha de afirmar que éstos se encuentran siempre presentes en las organizaciones. Es posible defenderse de ellos y reducir su incidencia y la magnitud de su ocurrencia, pero nunca podrán ser eliminados del todo. En otras palabras, la utopía del riesgo cero, no existe. Condiciones latentes en la organización siempre se encontrarán y la probabilidad de que causen un evento adverso siempre será mayor que cero. A la par, interesa recalcar el importante componente aleatorio de la causa de los accidentes; organizaciones consideradas muy seguras pueden sufrirlos y las menos seguras (como la nuestra) pueden estar libres de ellos durante largas etapas. Por tanto, a veces, cuestión de buena o mala suerte. Cara y cruz de la seguridad.
Igual que la salud, medir una ausencia de seguridad es más sencillo que su presencia prolongada. La presencia de enfermedades se evalúa mejor que la existencia de un grado de salud determinado prolongado (continuo salud-enfermedad). De la misma forma podremos imaginar ese continuo de seguridad que determine grados de la misma desde una organización con alta resistencia hasta otra de importante vulnerabilidad, o sea, una dimensión seguro-peligroso.
viernes, 19 de abril de 2013
Somos diferentes
El sistema sanitario es un sector de riesgo y con riesgos. Su realidad demuestra que está muy lejos en la concreción de los objetivos conseguidos por las industrias consideradas más seguras, tales como las nucleares o las aeronáuticas, en la disminución de incidentes y accidentes. El riesgo de morir de un paciente hospitalizado por un error en el continuo asistencial es mil veces más importante que el riesgo de morir por accidente de avión o de tren, y casi diez veces más importante que morir en accidente de tráfico (datos discutibles pero con los que llevamos conviviendo mucho tiempo y, por ende, aceptando).
Los números parecen no encajar en nuestra vida cotidiana. Desde niños se nos ha enseñado que dos y dos son cuatro y que la matemática es una ciencia exacta. Pero la vida no es ni ciencia ni exacta, y cuando hay que decidir si es más seguro ir en coche o en avión, o si hay que vacunarse o no (cuántas dudas al respecto), tanto a nivel individual como colectivo, hay que echar mano de información y aplicarle el cálculo probabilístico. Para conocer los riesgos derivados de la vida y poder tomar decisiones informadas hay que tener una mínima capacidad de razonamiento probabilístico. Sin embargo, no estamos formados para navegar en un mundo presidido por la incertidumbre sino por el de la certeza. Y así nos va.
lunes, 15 de abril de 2013
Con la mochila de peregrino repleta
De ilusiones, ganas y fortaleza para seguir aportando
al terreno de la Seguridad del Paciente. Continuar el camino iniciado hace ya más de quince
años. Pero sobre todo asombrado de los excelentes profesionales que trabajan en
este ámbito en la Comunidad Autónoma de Galicia y lo bien que lo están
realizando. Tras nuestro paso por la
monumental ciudad de Santiago de Compostela, cruce de caminos y cuna del saber,
estamos más que satisfechos del resultado final de del XV Congreso de AEGRIS
celebrado los pasados días 11 a 13 de abril.
Largo fue el camino desde mi lugar de residencia hasta
allí; mereció la pena. Recibido con lluvia y despedido con un día soleado,
nuestro paso por esa capital de la Comunidad Autónoma de Galicia fue fructífero
y provechoso. En lo personal, me quedo con las personas con las que he tenido
el honor de convivir profesionalmente durante estos días. A la cabeza la
Presidenta del Comité Organizador, Cristina Pérez Fernández, subdirectora
general de régimen jurídico y administrativo de la Consellería de Sanidad de la
Xunta de Galicia, persona admirable en lo profesional y, además, afable y
sencilla en el trato, humana, simpática y un dechado de virtudes imposibles de
glosar en estas líneas. Sin esas condiciones y su firmeza en la convicción de
que este XV Congreso tenía que llegar a buen puerto, hubiese sido imposible tan
siquiera planteárselo. Claro, y su jefe, el Sr. Antonio Fernández-Campa
García-Bernardo, secretario general técnico, hombre discreto, tímido, gran
persona. Sin su apoyo explícito desde el primer momento tampoco la reunión
científica hubiese visto la luz. Su presencia constante en todos los actos y su
discurso de clausura en el que nos deleitó con una sencillez y claridad de
ideas que hacen factible –a buen seguro- que en su departamento la seguridad
del paciente sea una constante en todas las actividades. Y un gran equipo que
le rodea. Sin ánimo de ser exhaustivo nombrar a Mercedes Carreras Viñas,
subdirectora general de atención al ciudadano y calidad con quien tuve la
suerte de compartir mesa en la cena de clausura, una exquisita profesional
conocedora a fondo de los entresijos de la calidad y la seguridad, de las “de
verdad”, como me gusta denominar, trabajadora de primera línea y lejana al
estereotipo de los “pensadores” del sector salud. Tampoco olvidar a Raquel
Vázquez Mourelle, subdirectora general de inspección auditoría y acreditación,
compañera que tiene la suerte de dirigir un magnífico equipo de personas que
componen la inspección allá en esta tierra; de entre estos, destacar a la Dra.
Clara Olveira Lorenzo; cuanto saber, clarividencia y capacidad de trabajo a la
par que humildad puede tener esta compañera. Si de deporte se tratara, sería
uno del los fichajes que propondría a mi equipo para reforzar la plantilla.
Finalmente –si me dedicara a recordar todas las personas tan estupendas que he
conocido y asistido al Congreso, la lista sería interminable- citar mi
agradecimiento a Mercedes Lanza Gándara, subdirectora general de planificación
y programación asistencial así como al resto de miembros de los Comités organizadores y científico que hicieron posible el evento; como no, a mi Junta Directiva que al mérito fabuloso de trabajar por mantener muy viva la AEGRIS, les une la capacidad mayúscula que tienen de soportarme.
martes, 9 de abril de 2013
Directivos y gestión del riesgo sanitario
Mientras preparo las maletas para viajar hacia Santiago de Compostela para asistir al XV Congreso de AEGRIS (es difícil gestionar tu maleta cuando partes de 25 grados con un sol espléndido y nos va a recibir la ciudad monumental con una máxima de doce grados y, naturalmente con lluvia), haga un leve repaso a una de las principales herramientas con que cuenta la disciplina de la seguridad del paciente para poder disminuir la incertidumbre en que se desenvuelven los actos asistenciales. No tiene más pretensión esta entrada que realizar un simple recorrido "llano" por el concepto de la gestión de los riesgos sanitarios. Al mismo tiempo quiero dejar claro que aunque creo que la seguridad de los pacientes es cosa de los profesionales y que debe involucrarse en la cultura de los mismos y extenderse en un dirección de abajo arriba, es necesario que se involucren los equipos directivos para que tengan éxito las estrategias y programos que abordemos. Me explico o lo intento.
En general, podemos definirla como la función que en el seno de una empresa o institución, viene a identificar, evaluar, evitar los riesgos o a reducir sus consecuencias y prever la financiación de las mismas. Esta función descansa sobre una estructura claramente definida en el organigrama de la institución.
Gestionar los riesgos en los centros sanitarios es poner en marcha una estructura organizativa para identificar, analizar y reducir los que puedan comprometer la ejecución de los objetivos del hospital, centro de salud o empresa sanitaria.
domingo, 7 de abril de 2013
AEGRIS: estamos en la dirección correcta
La Asociación Española de Gestión de Riesgos Sanitarios y Seguridad de los
pacientes que tengo el honor de presidir y en cuya génesis formé parte muy
activa junto a otros compañeros de singladura, nació en el año 1998 con unos
objetivos que aún mantiene en sus estatutos y que son los de cultivar y
fomentar el estudio y mejor conocimiento de las materias relacionadas con la
gestión de riesgos sanitarios y la seguridad de los pacientes, facilitar el
ejercicio de estas actividades a sus miembros (e interesados) así como su
desarrollo profesional, la formación continua de los mismos, promover contactos
e intercambios profesionales y realizar cualquier tipo de actividades que
contribuyan a la mejora de la calidad de los servicios sanitarios en el Estado
Español y a la seguridad de los usuarios y profesionales de los servicios sanitarios.
La concepción actual y objetivo principal de la gestión de riesgos sanitarios
es la mejora de la calidad asistencial mediante la disminución de
circunstancias que pueden causar daño al paciente en relación con los servicios
prestados.
Un hecho incuestionable es que AEGRIS
mostró su preocupación por la seguridad de los pacientes con antelación a que
el Instituto de Medicina de EE.UU (IOM) publicará en el año 1999 su ya reputado
(y criticado) informe denominado “Errar es humano” cuyo texto íntegro pueden
leer si lo desean, ya que tienen un enlace en el apartado de este blog "documentos de interés", que generó un revuelo y gran inquietud en todo el mundo
sirviendo a su vez como punto de partida para numerosas iniciativas en el
ámbito de la seguridad de los pacientes. Este informe como es de todos conocido
mencionaba que los accidentes iatrogénicos, es decir, causados por intervención
directa de los sistemas de asistencia sanitaria (bien por acción, bien por omisión) pudieron ser el origen entre 44.000 y
98.000 muertos al año en los hospitales de agudos en EE.UU. Estos datos han
sido cuestionados por estudios posteriores aunque han tenido el mérito de
constituir el punto de partida de un tsunami imparable en pos de la búsqueda de
la seguridad de los pacientes y la creación de una cultura profesional en ese
ámbito.
Desde entonces AEGRIS ha hecho un esfuerzo
encomiable en cuanto a formación continuada y animación de la seguridad de los
pacientes a nivel nacional como lo prueba la realización de ocho Jornadas técnicas o la celebración
de catorce Congresos en diferentes
puntos de nuestra geografía y un decimoquinto ya muy próximo que comienza el
jueves 11 de este mes de abril en Santiago de Compostela, al que quedan
invitados todos los lectores que se animen a estar con nosotros en este prometedor evento
(mayor información sobre el mismo en la página web de AEGRIS http://www.aegris.org o en ésta dirección http://www.15congresoaegris.com/.
Además numerosa presencia en eventos científicos
sobre seguridad del paciente organizados conjuntamente con otras empresas o
instituciones. Miembros de AEGRIS somos participantes destacados en numerosos
foros relacionados así como autores de numerosas publicaciones en el marco del
conocimiento de la seguridad de los pacientes.
Por tanto hace quince años ya detectamos una
nueva disciplina a la que dedicar un esfuerzo encaminado a promocionar una
actividad tendente a acometer prácticas seguras en la actuación profesional
sanitaria.
martes, 2 de abril de 2013
NAVEGANDO ENTRE EFECTOS ADVERSOS, ERRORES Y COMPLICACIONES
Hoy es fiesta en Murcia (bando de la huerta) y me atrevo con esta nueva entrada. Su pretensión es clara: precisar términos que se utilizan de manera continua en el ámbito de la seguridad del paciente aunque, a veces, de manera no adecuada. Vamos a ello.
La frontera entre eventos adversos evitables e
inevitables no es neta, impermeable, ni estable sino más bien difusa, porosa y
dinámica. Los avances de la ciencia y el desarrollo tecnológico desplazan
constantemente estos límites: lo que ayer era inevitable, hoy no lo es. Y al
contrario, la resistencia a los antibióticos con el consiguiente incremento de
las infecciones nosocomiales puede considerarse un ejemplo paradigmático de
retroceso técnico.
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