sábado, 5 de julio de 2014

La salud mental y la seguridad del paciente

Para mi es una gran satisfacción que hoy visite este blog mi querida amiga, colega y vecina de la infancia. Concha aceptó a regañadientes mi invitación. Ella es una enorme profesional dedicada a esa parte de la medicina que a muchos nos resulta algo mágica, misteriosa y apasionante: la salud mental. Para Concha ha representado un esfuerzo escribir estas líneas; ella dice que no está habituada. Nada más lejos de la realidad. Comprobará el lector que la lectura de esta entrada será muy aprovechable por cuanto su contenido rezuma una gran admiración y respeto por el paciente. Sabemos que los usuarios de los servicios de salud mental son especialmente vulnerables a un gran número de riesgos potenciales que pueden derivarse entre otros 
de los procedimientos y cuidados que reciben, especialmente. El hecho de sufrir una merma 
en sus capacidades cognitivas, volitivas y de introspección, incrementa esa significada vulnerabilidad. Profesionales de la salud mental intenta abordar esos riesgos con mayor o menor tasa de éxito. Es necesario introducir y consolidar el concepto de seguridad de los pacientes en este ámbito a veces tan desconocido, cuando no ignorado, por la mayoría. 

Conceptos tales como transferencia, humanidad, confianza, humildad, libertad y verdad resumen una corta pero brillante exposición sobre la relación profesional de esta psiquiatra con el paciente. Y naturalmente, el cuidado de su seguridad. Gracias Concha por ilustrarnos con tanta sencillez y honradez en tus planteamientos.

Concha Pérez Muñoz estudió medicina en la Universidad de Zaragoza. Interna 3 años en la Cátedra de psiquiatría en el hospital Clínico de Zaragoza. Formada en psicoanálisis por L´école Freudienne. 

Trabajó dos años en el hospital psiquiátrico infantil ”El Pinar” en Teruel (1984-86). Posteriormente otros dos años, en los Servicios de Salud Mental de la Diputación de Huesca (1986-88). Desde 1990 desarrolla su práctica clínica en el centro privado ALDAMA.


                                                         

Seguridad del paciente, ese es el título al que me convoca mi gran amigo y colega Jose María Ruiz Ortega.  

Estudié medicina, con gran vocación. Muy tempranamente me sentí interesada por el dolor psíquico, por aquellos padecimientos que no eran del cuerpo. 

Hice un psicoanálisis didáctico, y empecé a formarme en esa disciplina a través de la E.L.P.E (Escuela de Psicoanálisis Lacaniano de España). 

Esto me llevó a una profunda reflexión sobre la posición del médico y a desandar muchos caminos. 

En mi práctica cotidiana actual, sigo pensando, que no se insiste suficiente a los alumnos de medicina en algo fundamental, como la TRANSFERENCIA, eje sobre el cual pivota la cura. 

En mi opinión el medico ha de ser sobre todo un HUMANISTA

Alguien que posee estudios y sigue actualizando su saber, pero que no puede obviar ni por un segundo que delante de sí, tiene a un sujeto, que padece, que sufre, que se angustia. 

No hay enfermedades, sino enfermos. 

La especificidad de una relación terapéutica está basada en la CONFIANZA, así pues debemos ser claros, con la información. Sin cercenar ni un ápice la voluntad, ni la decisión del enfermo. Ni con la medicación, ni con la palabra. 

Si bien esta relación es netamente desigual, las cuestiones personales del facultativo, no están en juego; debemos entrenar cada día, la HUMILDAD

Debemos poner nuestro saber al servicio del paciente, para que haga uso de él. 

Entiendo que la práctica clínica de la psiquiatría, la psicología clínica, y el psicoanálisis tienen fundamentos un poco distintos, pero convendría buscar en nuestro interior y preguntarnos, ¿qué es lo que nos mueve para ejercer la medicina? 

En mi ámbito profesional, entiendo y por hacer el ejercicio que me pide Jose María, la seguridad del paciente radica, en que no nos convirtamos en un guía espiritual, en que cedamos a la tentación de guiar sus decisiones, en que sin darnos cuente creemos un vínculo que fomente la dependencia del sujeto hacia su terapeuta. 



Nuestra importancia, solo tiene vigencia mientras dura el tratamiento. 

La verdadera salud mental de los individuos radica en el hecho de poder ejercer su LIBERTAD; una vez rastreados los elementos de su biografía que le han hecho trastabillar. 

Para mí el servicio al paciente, consiste en plegarse, en cierto modo a su demanda, tratando de buscar la VERDAD de cada sujeto, para que él encuentre, con ayuda, al principio, su propios resortes para iniciar un nuevo camino hacia la salud. 

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