Numerosos datos y estadísticas aportan información relevante sobre la existencia de eventos adversos en el campo de la salud. Este torrente de noticias que se ha acrecentado en el transcurso del tiempo nos ha hecho ser consciente sobre la existencia de una idea, de un concepto, de una disciplina denominada seguridad de los pacientes y la legítima preocupación que muchos tenemos por la misma. En cierto modo, si esa era el objetivo, se ha cubierto con creces. La seguridad de los pacientes es un concepto que suena a casi todos, cuya existencia es ya conocida y que su aplicación puede proporcionar beneficios a todos los actores implicados en su génesis y razón de ser: profesionales y pacientes, en primer lugar, pero también empresarios del sector, administraciones sanitarias, políticos, directivos, proveedores y un innumerable etcétera. Sin embargo, ese aluvión de datos, esas informaciones que se aportan al mundo científico, esas noticias de prensa que se publican de vez en cuando en relación a la seguridad de los pacientes, no estoy seguro que hayan conseguido el efecto deseado; efectivamente es contradictorio que cuanto más se avanza en sacar a la luz pública información significativa sobre consecuencias no deseadas de los actos asistenciales, la mejora de la seguridad de los pacientes no siga un camino paralelo a ese incremento investigador; a veces, incluso, habría que llegar a cuestionarse si esas estadísticas sobre eventos adversos, esos grandiosos estudios científicos de carácter internacional sobre resultados no deseados y sus causas hayan conseguido el objetivo perseguido que no ha de ser otro que una mayor seguridad de los usuarios en contacto con el sistema sanitario.
Evitar y prevenir eventos adversos y mitigar las consecuencias son conceptos que se incluyen clásicamente en la definición de seguridad de los pacientes. Pero lo más importante es tenerla en cuenta, llevarla en tu mochila, pensarla en cada actuación que realices en el marco de la asistencia sanitaria. O lo que es lo mismo, tenerla prendida de tus valores, tus actitudes, en tus capacidades de actuar en beneficio de esos pacientes. El convencimiento que tiene una persona o equipo en superar los obstáculos sin pensar en que algo irá mal, comportamientos que prioricen en situaciones de incertidumbre la búsqueda de resultados favorables, es lo que se espera de un profesional o equipo que lucha por aumentar la seguridad de los pacientes.
Evitar y prevenir eventos adversos y mitigar las consecuencias son conceptos que se incluyen clásicamente en la definición de seguridad de los pacientes. Pero lo más importante es tenerla en cuenta, llevarla en tu mochila, pensarla en cada actuación que realices en el marco de la asistencia sanitaria. O lo que es lo mismo, tenerla prendida de tus valores, tus actitudes, en tus capacidades de actuar en beneficio de esos pacientes. El convencimiento que tiene una persona o equipo en superar los obstáculos sin pensar en que algo irá mal, comportamientos que prioricen en situaciones de incertidumbre la búsqueda de resultados favorables, es lo que se espera de un profesional o equipo que lucha por aumentar la seguridad de los pacientes.