Rodrigo Gutiérrez Fernández, por todos conocidos en estos medios de difusión social, experto en gestión sanitaria y autor del blog Regimen Sanitatis 2.0 al que hacíamos referencia en la anterior entrada, tiene un amplio currículum. Médico y cirujano, actualmente ocupa el puesto de Jefe de Servicio en la Dirección General de Salud Pública, Drogodependencias y Consumo de Castilla-La Mancha. Ha ocupado cargos de responsabilidad en el SESCAM en Atención Primaria, Atención al ciudadano, Secretario General de esa Institución. Especial dedicación profesional a la gestión de atención al usuario ocupando en la actualidad la presidencia de Sociedad Española de Atención al Usuario de la Sanidad (SEAUS). Su blog mencionado anteriormente es de obligada consulta para quienes tenemos interés en las variadas materias que conforman la gestión sanitaria y disciplinas conexas. En suma, un gran profesional que ha tenido la gentileza de responder a mi invitación para escribir esta entrada dedicada a la opinión que manifiestan los ciudadanos europeos sobre la seguridad del paciente. Muy instructiva y útil, de fácil lectura y con información sorprendente contiene enlaces directos a las diferentes referencias que Rodrigo señala en su magnífico artículo.
Muchas gracias compañero y maestro. Una excelente aportación a este blog que pretende ser referente en seguridad del paciente contando con la opinión de todos.
«Cuando los ciudadanos van a
un hospital, esperan recibir una asistencia sanitaria segura. La buena noticia
es que la mayoría de los Estados miembros ya tienen programas sobre seguridad de
los pacientes. La mala noticia es que, pese a este progreso, sigue habiendo
problemas en los centros asistenciales y que la seguridad de los pacientes no
suele formar parte del adiestramiento del personal sanitario. De ahí la
necesidad de proseguir los esfuerzos por garantizar una mayor seguridad a los
ciudadanos en nuestros centros sanitarios».
El contexto de la Seguridad del Paciente en Europa
Se calcula que entre el 8 y el 12 % de los pacientes hospitalizados en el conjunto de la Unión Europea (UE) presenta algún efecto indeseable durante el tratamiento: infección hospitalaria (el 25 % del total), errores de medicación, errores quirúrgicos, mal funcionamiento de algún producto sanitario, errores de diagnóstico o respuesta inadecuada frente a los resultados de las pruebas. Se calcula que cada año en la UE 4,1 millones de pacientes sufren una infección hospitalaria, lo que supone como mínimo 37.000 muertes.
El pasado mes de junio la Comisión Europea hacía público un ‘paquete de documentos’ que recogen la situación actual, el enfoque y la política de la Comisión y de los Estados miembros de la UE en materia de Seguridad del Paciente. (vid. nota de prensa).
Ya en 2009, una Recomendación del Consejo sobre la seguridad de los pacientes y las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria propuso una estrategia global a escala de la UE con cuatro ámbitos de actuación: 1) elaborar políticas y programas sobre seguridad de los pacientes, 2) capacitar a los pacientes, 3) comunicar acontecimientos adversos y aprender de los errores, y 4) educar y formar a los trabajadores sanitarios.
En estos cinco años se ha avanzado mucho en la elaboración de programas nacionales y creando sistemas para que los pacientes puedan notificar reacciones adversas, pero queda mucho camino por recorrer en cuanto a la aplicación de las normas sobre corresponsabilización de los pacientes y la educación y formación del personal sanitario, según detalla el Informe Patient safety and healthcare-associated infections, presentado ahora.
Tras analizar los progresos alcanzados con respecto a la situación existente hace dos años (recogida en el Informe realizado en 2012 sobre la aplicación de la Recomendación de 2009), se propone un listado de acciones tales como la elaboración de directrices sobre la información a los pacientes o el nivel de seguridad de los pacientes, así como una definición común de lo que es calidad de la atención sanitaria.
Datos para el análisis
A la hora de evaluar la calidad de la asistencia sanitaria deben tenerse en cuenta sobre todo los aspectos derivados de la seguridad, la efectividad y la eficiencia de las intervenciones. Pero la calidad es un constructo multidimensional sobre el que intervienen no solo aspectos técnicos, sino también la percepción de los pacientes y usuarios, por lo que su opinión es clave y resulta crucial para valorar el funcionamiento global del sistema en su conjunto y la respuesta del mismo a las diferentes expectativas y demandas concretas en cada ámbito. Como es lógico, las valoraciones siempre estarán influenciadas por las propias características socioeconómicas y clínicas de los encuestados, es decir por su edad, sexo, nivel educativo y económico, así como por el estado de salud y los resultados de las intervenciones sanitarias que el individuo experimenta personalmente (lo que se denomina experiencia del paciente).
Refiriéndose a la realización de encuestas sanitarias para conocer el punto de vista de los ciudadanos, el doctor Albert Jovell contaba hace unos años que, en cierta ocasión, el profesor Robert Blendon, del Departamento de Gestión y Política Sanitaria de la Universidad de Harvard, le explicó: “hacemos encuestas para conocer la opinión y la experiencia de los ciudadanos normales, porque la opinión de los expertos ya la conocemos y su experiencia como usuarios de la sanidad es diferente a la del resto de la población”. Ése es el principal argumento por el que se han de diseñar y analizar las encuestas de opinión pública en sanidad.
Las encuestas permiten por tanto, conocer y evaluar las expectativas y la satisfacción de los ciudadanos con determinadas prestaciones o servicios y cómo se percibe la adopción, incorporación o implantación de determinadas medidas en el ámbito de las políticas públicas.
En este sentido, resulta sumamente interesante conocer los datos que revela una amplia encuesta del Eurobarómetro de la Comisión Europea sobre seguridad del paciente y calidad asistencial, publicada también recientemente y realizada entre los meses de noviembre y diciembre de 2013 (sobre un total de 27.919 entrevistas, 1.013 de ellas en España) en los veintiocho Estados miembros. Sus resultados revelan y ponen de manifiesto que:
• El 53 % de los ciudadanos de la UE considera probable que los pacientes puedan verse perjudicados por la asistencia hospitalaria en su país, si bien este porcentaje representa la media de amplias variaciones entre países: entre el 82 % de Chipre y el 21 % de Austria. En España este porcentaje supone un 54% de los ciudadanos.
• Un 27 % de los encuestados afirma haber sufrido, personalmente o en su familia, una reacción adversa durante el tratamiento (igual que en 2009, cuando se realizó la anterior encuesta de este tipo). Los habitantes de zonas septentrionales y occidentales de la UE tienden a quejarse más de esto. En España el porcentaje de personas que declara haber sufrido un evento adverso es del 23%.
• A la pregunta sobre cómo buscar (a quien solicitar) ayuda si se sufren daños al recibir atención sanitaria, el 48% de los encuestados respondió que consultando con un abogado (un 31% en el caso de España); dirigiéndose a la dirección del hospital en el 39% de los casos (39% también en España); el 33% se refirió al Ministerio de Sanidad (un 42% en España) y un 29% citó a organizaciones o asociaciones de pacientes (un 19% en el caso de España).
• El 46 % de quienes tuvieron una reacción adversa la notificaron, (frente al 28 % de 2009, lo que indica un notable incremento de la implicación de los pacientes). El aumento fue incluso más significativo en algunos países, como Francia (+ 61 %), España (con un 56% ahora supone un incremento de + 40 %) y Luxemburgo (+ 32 %).
• A pesar de ello, en el 37 % de los casos en que se notificó la reacción adversa «no ocurrió nada», si bien, a un 20 % de los afectados les presentó disculpas el personal médico o de enfermería, mientras que al 17 % les dio una explicación del error el centro asistencial.
• Con respecto a la valoración de la calidad general de la sanidad, un 71% de los ciudadanos europeos la consideró como “buena”. Este porcentaje sube hasta el 77% en el caso de España.
• Cuando se pregunta a los europeos por el nivel de calidad de la sanidad de su país en comparación o con respecto al de otros Estados miembros de la Unión Europea, el 34% considera que mejor, un 27% cree que igual, el 25% manifiesta que es peor y el 14% NS. En España, el 44% cree que el SNS es mejor, el 21% lo considera igual, un 14% cree que es peor y un 21% NS.
• De las personas que se sometieron a cirugía, un 15% de los encuestados afirma que nunca se le pidió el consentimiento por escrito; en España este porcentaje es del 7%. Tal vez resulte más preocupante el hecho de que solo el 39% de los encuestados (45% en España) declararon haber recibido información sobre los riesgos de infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria. Un 50% manifestaron no haber recibido información (45% en el caso de España) y el 11% NS (10% en España).
• Cuando se preguntó sobre las tres principales fuentes que usan para informarse sobre la calidad de la sanidad, el 57% de los encuestados respondieron que su médico de cabecera u otro médico especialista (44% en el caso de España); el 41% dijo que los amigos y/o familiares (32% en España) y el 26% declaró que a través de las redes sociales/Internet (21% en España).
• Al pensar en la asistencia sanitaria de alta calidad, los criterios más importantes para los encuestados son el personal médico bien formado (53% frente a un 57% en España) y la efectividad del tratamiento (40% frente al 30% en España). Es bastante significativo que un aspecto como la inexistencia de listas de espera sea citado como un requisito de calidad por un 24% de los encuestados, pero en España este porcentaje alcance el 47%. Otros criterios citados son la dotación de equipos médicos modernos y el respeto a la dignidad del paciente.
Finalmente, también se ha dado a conocer una amplia consulta pública a distintos agentes sociales y sanitarios realizada entre diciembre de 2013 y febrero de 2014 que viene a confirmar que la sociedad civil (más del 90 %) sigue considerando que la seguridad de los pacientes es un problema relevante en la UE y reflejan un gran apoyo a todas las propuestas de mejora establecidas por la Comisión. Los encuestados consideran que las medidas más efectivas son la implicación de los profesionales de la sanidad, las legislaciones nacionales vinculantes, la participación de las organizaciones de pacientes y la cooperación en la UE en materia de seguridad de los pacientes. El 72 % de los consultados considera que sería muy beneficioso ampliar el ámbito de actuación de la UE, avanzando desde la simple seguridad de los pacientes hacia un enfoque más amplio considerando la calidad asistencial.
En resumen, la seguridad de los pacientes se percibe como el resultado de una calidad asistencial segura, eficaz y respetuosa con la dignidad y las necesidades de los pacientes. A pesar de los evidentes logros y avances conseguidos, se necesita una mejor formación del personal sanitario en esta materia, una mayor conciencia por parte de los pacientes de los mecanismos y autoridades encargados de su protección, y una estandarización de las medidas y de la recogida de información sobre incidentes, que permita valorar y mejorar la eficacia de dichas medidas.
El futuro nos dirá si hemos tenido éxito en la tarea…